viernes, 14 de octubre de 2011

Mi hermano.

ISMAEL




   Mi hermano es el mejor regalo que me han hecho mis padres, aunque naciera cuatro años antes que yo. Durante veintitrés años vivimos juntos, compartiéndolo todo: juegos, música, libros, experiencias, siempre me lo ha contado todo y yo a él. Nuestros paseos en bici estaban repletos de aventuras... una vez les llevamos un gato a mis padres. Era un cachorrito que estaba en una parcela donde vivían una colonia de gatos callejeros. Se nos acercó y solo se nos ocurrió llevárnoslo a casa. Planeamos una historia para que mis padres nos dejasen quedárnoslo: les contamos que algún desalmado había dejado a Densi sobre una roca en medio del río para que se ahogase... Así nos aseguramos de que no nos mandasen dejarlo donde lo habíamos encontrado.

 Ismael es único, especial, encantador, no practica la mentira, no conoce el sarcasmo, no entiende de racismo, sabe mejor que nadie que todos debemos aceptar a los demás tal y como son, él acepta a todo el mundo como es. Cree que todos son buenos en esencia. A mí me encantaría compartir su filosofía de vida.

 Mi hermano es una persona de distinta capacidad, como dicen en su centro ocupacional Asprona. Tiene brotes de esquizofrenia. Lo que nos generó unas cuantas preocupaciones cuando empezó a tener depresiones nerviosas a los dieciséis años. Sin embargo, yo nunca lo vi diferente: siempre era mi hermano, me seguía contando sus cosas, por eso era la primera en darme cuenta cuando iba a tener una crisis, pues me decía que había visto a alguien, cuando no había salido de casa, o que tenía que irse de viaje.
  A los diecinueve años dimos con un tratamiento que le iba bien y se estabilizó. Ahora, vive lejos de mí, pero lo veo cada vez que voy de vacaciones a casa de mis padres y es el mismo de siempre, mi eterno Peter Pan, que nunca crecerá del todo, que no podrá tomar decisiones sobre su dinero o donde puede vivir, pero a mí tampoco me gusta nada tomar ese tipo de decisiones.
 

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