lunes, 17 de octubre de 2011

15 de marzo de 2002.


Con Vero,una amiga.


   ¿Qué ropa me pongo? De nuevo, la pregunta de cada noche. ¿Qué ropa me pongo para atraer a esa persona especial? ¿Qué ropa me pongo para dejar de atraer a los idiotas integrales que solo buscan pasar un buen rato? ¿Qué ropa me pongo para dejar a X, el último de los idiotas integrales? ¿Para preguntarle porqué me pidió que fuera su novia, cuando así aún le veo con menos frecuencia que cuando solo era un rollete? ¿Qué ropa me pongo para sentirme a gusto conmigo misma esta noche, confiada y sacar mi verdadera fortaleza? ¿Qué pantalones y qué camiseta o jersey, para dejar de ser la niña buena, ejemplar que es siempre complaciente?
 Estoy pensando en mis botas altas, las de mayor tacón, las mejores. ¿Por qué? ¿Simplemente para alzarme como un águila y caer en picado sobre mi enemigo? ¿Mi amigo? ¿Mi novio? ¿Mi rollete? ¿El capullo? O para volar por encima de su cabeza y pasar de largo en su vida. Y lueego podría ponerme los tejanos de la primera noche que nos liamos. Allí era independiente y quería pasármelo bien y no complicarme, ni implicarme, ni con él ni con ningún otro... Quería olvidarme de todos los tíos, porque me había quemado jugando con su fuego. Quizá, simplemente, no esté destinada a encontrar a alguien que me complemente, que me devuelva lo que yo le entrego. A lo mejor, mi forma de comportarme cuando estoy con alguien no es la adecuada, pues solo lleva al desapego y al desdén. ¿Por qué no hay quien me entienda? ¿Quien me acepte como soy?
  Salvo mi familia y la gente del trabajo, salvo mis amigos que verdaderamente me conocen. Pero, ¿me dejo conocer realmente? Sí, supongo que cuando llego a confiar de verdad en ellos. Debo quitarme ese peso (o ese pesado) de la espalda. Como diría Niezstche, derribar al enano que se nos sube a la chepa para darnos malos consejos y abusar de nosotros y someternos, y pisarle el cuello. Sí, es buena esa analogía.

   El amor... ¿Qué es realmente? Imagino que cada persona en cualquier lugar del mundo, en cualquier parte anacrónicamente se ha hecho muchas veces esta misma pregunta. Y muchas, muchas más de las que la mente humana pudiera contar la habrán garabateado en un papel. Algunos con inspiración poética o amorosa. Otros con la desesperación de no poder comprender qué les está pasando. Y el resto, como yo, que no sabe si lo ha llegado a vivir alguna vez y si han sido correspondidos.
   Creo que nadie me ha amado nunca, es decir, ninguno de los chicos con los que he salido, sé que mis padres y mi hermano me adoran, que tengo algunas amigas que me aprecian mucho y que poca gente podría decir que me aborrece o me odia.
   El amor que me brindan mis familiares y amigos es tan cálido y constante, calmado y respetuoso que, simplemente, está ahí, acompañándome y raras veces soy consciente de él.
  ¿Por qué ante ese amor plácido busco y deseo otra clase de amor? Un amor dulce y respetuoso, sí, pero también ardiente y vibrante. ¿Por qué nada me llena más que el momento de sentir los nervios ante una mirada que me observa con fogosidad? ¿Por qué no siento miedo o vergüenza? ¿Por qué busco esa mirada y me siento incompleta si en lugar de ella, los ojos que me miran son plácidos, acostumbrados a verme, sin reparar en mi interior, sin advertir mis deseos? ¿Por qué salió X conmigo si no me deseaba? ¿Quería tener una novia para llamarla cuando se quedara sin sus amigos? No pienso preguntárselo, lo más seguro es que ni siquiera lo vea esta noche. Y si le veo, ¿qué le llegaré a decir y cómo? No puedo responder pues, sinceramente, no conozco la respuesta. Solo sé que debo soltar el lastre y seguir adelante sola, como siempre. Y seguir buscando a esa persona que me mire de forma diferente, que me hable sin palabras, que me ame como soy sin querer cambiarme en ningún aspecto... ¿La encontraré?

  

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